La Voz de Galicia, 05 de enero del 2005
JAVIER GUITIÁN
A LOS QUE no somos especialistas en el tema siempre nos ha sorprendido que un país como Galicia, a la cola de Europa en la mayoría de los indicadores sociales, ambientales, etcétera, ocupe una posición destacada en el campo de la energía eólica. Desde mi ignorancia, siempre pensé que simplemente se trataba de la ausencia de un modelo energético para el país que posibilitaba a determinadas empresas el hacer negocio al amparo de las subvenciones públicas; sin embargo, ha sido un interesante reportaje publicado en la sección de Economía de La Voz de Galicia (martes 7 de diciembre) el que, creo, me lo ha aclarado de forma definitiva.
Vamos a ver si lo he entendido. Una empresa con un capital social de 3.000 euros (500.000 pesetas) constituida por personas sin relación previa con el sector energético consigue la adjudicación, pongamos por caso, de 10 megavatios. Inmediatamente pone la concesión en el mercado y obtiene 1,3 millones de euros por megavatio, es decir 13 millones de euros. Pero es que además, detalle menor, se han colado 455 megavatios de más! ¿A que la inversión es buena? Eso no me lo da mi banco!
La cuestión no es baladí porque además de explicar el origen de la nueva «religión eólica» contribuye a aclarar algunas cuestiones ambientales que siempre me han preocupado. En primer lugar, nunca he entendido por que individuos, empresas o sectores de la administración que se han caracterizado por su desprecio más absoluto al medio ambiente abrazan repentinamente el credo de las energías alternativas y repiten los nuevos mandamientos acerca del efecto invernadero, el calentamiento global, la conservación de la biodiversidad, etcétera En segundo lugar, la cuestión me aclara por qué evaluaciones de impacto ambiental con un nivel científico propio de un concursante de Gran Hermano superan sin problema los controles ambientales en nuestra comunidad. No importa que ignoren los efectos de los parques eólicos sobre la flora, la fauna, el paisaje, tampoco el efecto multiplicador de la instalación próxima de muchos de ellos, todo vale por las energías limpias.
Me dirán que me opongo al desarrollo de energías alternativas, que critico a las empresas que invierten en el desarrollo de nuevas tecnologías y que pongo en peligro puestos de trabajo. Pues no, no es eso. De lo que se trata es de que todo el mundo sabe lo que pasa con las concesiones, de que la administración conoce los daños ambientales causados por muchos parques y de que, como otras veces, no se hace nada. Se trata simplemente de un pelotazo, eólico, alternativo, limpio, pero pelotazo al fin y al cabo.
2 comentários:
coma persoa vinculada dende nena co monte oribio, pareceme moi forte que por uns miles de euros, se deixe facer o parque eolico, posto que e a lei do embudo, pra as grandes empresas da igual que estropeen as cousas e os peisanos non nos deixan nin reformar a tua casa. Vivimos do entorno ¿van os turistas querer vir? ¿van os parapentes poder voar? ¿van as aguilas querer anidar no oribio? sres politicos ¿e o camiño real? vostedes que presumen de preservar o antigo.
Constituye una burla al ciudadano el hecho de que se intenten integrar parques eólicos dentro del Camino de Santiago mediante el "pintado de las torres de los aerogeneradores con motivos del Camino de Santiago".
Está muy bien el quejarse ahora y el protestar, pero mi pregunta es ¿por qué no se protestó antes?. Me explicaré: Supongo que se estaría esperando a que el nuevo Plan eólico de Galicia dejara fuera este parque eólico y ahora, cuando se ha aprobado, a finales de noviembre de este año, ha acabdo con toda esperanza de que el parque eólico "Serra de Oribio" dejara de construirse. Pero es que era ingenuidad pensar que se pudiese salvar, ya que previamente tenía la declaración de impacto ambiental y ya está aprobado el proyecto de ejecución.
Pero es que ésto no es de ahora, esto viene de hace mucho tiempo. Este proyecto se sometió a información pública el 4 de julio de 2005 y no se presentó ninguna alegación contra dicho proyecto, y el camino de Santiago ya estaba ahí. Se dictó Declaración de impacto ambiental favorable en octubre de 2005 y se aprobó el proyecto de ejecución en mayo de 2007 y estas resoluciones no se recurrieron.
¿Dónde estaban los partidos y las asociaciones entonces? ¿Dónde los defensores del Camino de Santiago? Me duele decirlo, pero hacerlo bien ahora no nos perdona el haberlo hecho mal antes. Espero que esto nos ayude a actuar mejor en otras ocasiones, que seguro que las habrá y espero que, aunque ya es muy tarde, todavía se pueda arreglar esta barbaridad a través de la Unesco o de la Unión Europea, pero que conste que se podían haber hecho las cosas mucho mejor.
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